27.2.08

luna febrero


La luna. En Corrientes y Esmeralda.

22.2.08

tiburón



Somos las crías de un tiburón que soñaba con ser el agua de otros tiburones menores.

Por alteraciones químicas, de las que nada entiendo, o por una combinación azarosa de los ciclos de la luna, quizás sepa más de eso, fue parido tiburón Blanco. Todos sus parientes y ancestros eran simples tiburones azules, de esa especie que tanto disfrutan de comer los orientales. Mas él era distinto. No solo no era azul, sobre todas las cosas era voraz y cruel. No le interesaba cambiar su manera de ser porque esta negación forma parte de una naturaleza cruel.

Creció para ejercer un poder. Solo la ley del vale todo se llevaba bien con él, al menos hasta el punto donde ganaba. La vanidad hizo presa de él. No puedo decir cuando pero se sabe que quiso soñar y soñó con ser participe necesario en la felicidad de los tiburoncitos canallas que albergaba en su seno. Los quiso felices pero solo logró alegrarlos, lo que ya es mucho teniendo en cuenta que eran demasiados miserables. Pero la mascarada le resultó preciada. “Escuchen como se ríen. Es todo gracias a mí.”

Pero la Mar, que después de todo es más grande que un solo tiburón, no acomodó bien la noticia de que un bicho, por más bestial que este fuera, desafiara sus leyes. Reunió a sus asesinos para ponerlos en pie de guerra.

Una lucha de cien batallas despiadadas se cobró su vida. Murió desesperado. Murió. Negándome a suscitar confusiones aclaro que no fue un mártir porque nadie lo amó tanto como para eso. Su tiempo pasó como pasan los maremotos o las erupciones submarinas.

Dejó detrás una natural descendencia. Crías pequeñas de su mismo linaje. Memorias dispersas del tiempo de la guerra. Fueron probados por la violencia. El que se había soñado dador de felicidad abandonó a su propia casta sola y desamparada. Pero ¿para que pensar mucho más en eso?

A la larga, después de mucho tiempo, los hijos del gran tiburón blanco hicieron las paces con la mar. Siempre serían parias, animales solitarios, bichos desconfiados. Aprendieron el canto de las ballenas, bailaron con los delfines, migraron con los salmones, soñaron con ser otros.

Sin embargo, llegan los días, en que quisieran que nadie olvide que tienen dientes y que huelen la sangre y el miedo. Que pueden morder.

19.2.08

amigos clase B

La madurez de la vida me encuentra recibiendo alguna que otra idea nueva. Diría novedosa, lector atento, pero sintiéndome culpable de saber que “novedad” involucra un asombro que no es tal. Ya casi nada me maravilla. No es jactancia, créame, me siento desdichado por el tópico, pero es tema para otra oportunidad.
Asumiendo la aclaración digo: me sorprende, a veces hasta sentir esa sensación de estar untado con grasa, que personas que apenas conozco me hagan fama de amigo suyo. Hablo de gente que solo conoce mi nombre, y que lo relaciona a una o dos anécdotas, inclusive poco pintorescas. Puedo entender que a los diecisiete años uno tenga tantos amigos como quepan en la habitación a la que más se concurre, llámese aula o boliche. Pero parte de crecer es ponerse selectivo hasta el punto de ser testimonial. Quiero decir que uno pueda dar fe de quien es ese tipo/a, e inclusive poder decir donde estuvo en ciertas circunstancias y en ciertas épocas. Siempre que hablar sea la mejor opción, por supuesto.
Hasta este punto pertenezco a la vieja escuela, a la de “Amistad: divino tesoro”. Me rindo ante el peso de la actualidad admitiendo que existen en el viejo género humano otras realidades a considerarse. Pero por más que lo racionalice, el yo inconciente, dominante en este que soy, no puede renegar de lo que mamó de chico. Un amigo es un Amigo. Los demás son conocidos, compañeros, eventuales coetáneos, ligazones de sangre, vecinos, cómplices, parientes de amigos, hermanas de amigos, fatos, aprietes, filitos, historias pasadas, historias de una noche, propias y de amigos, y un largo etcétera.
No se imagina lo incomodo que me resulta presentar a las personas que no considero amigos. No sé porque en las convenciones actuales se espera, a la hora de las presentaciones, un nombre y un vínculo explicativo. ¡Conformate viejo! Te estoy dando un nombre. Relacionate vos y averiguá que podes ser de esa persona. A mí dejame afuera. Están tan extendidas estas formalidades que hasta la persona que es presentada espera con ansia ser definida para ver como es considerada. ¡Una verdadero clavo bajo las uñas!
Pero por misericordia del Altísimo, que obra de forma misteriosa, muy misteriosa si me preguntan, tan misteriosa que se valió de Matías, conocido en este espacio como el calzóncilludo. Decía que por obra de él, del Altísimo, descubrí como agrupar sin culpa a toda esta gente incomoda de presentar y de definir.
Amigos Clase B: conocidos, compañeros, eventuales coetáneos, ligazones de sangre, vecinos, cómplices, parientes de amigos, hermanas de amigos, fatos, aprietes, filitos, historias pasadas, historias de una noche, propias y de amigos, y un largo etcétera.
Los amigos Clase A no tienen que ser definidos. Saben que son. Que estoy y que están. Siempre me pasa que soy presentado por mis amigos así:
-Este es Salvador.
-¡Ah! Vos sos Salvador, me habló un montón de veces de vos.
Esta frase o algunas de sus variantes me regocijan.
Así que ya sabés, si estando en mi esfera, necesitás que te defina, seguramente sos amigo clase B. Hacete cargo.
Usando el lunfardo salteño se diría un amigo lejano, pero resulta que yo tengo amigos lejos. Por eso no me gusta hablar asi. Ahora son amigos clase B. Resuelto.
Me desvivo por ser amigo de mis amigos. Casi todos están marcados por el desarraigo y la lejanía, viento en contra al que presentamos batalla y al que vencemos, mis amigos y yo. El poder de la amistad nos gusta llamarlo.
¡Qué quiere, somos cursis!

12.2.08

presagios

Dos cosas que me llenaron de asombro y de presagios:
La novedad de que a sus 55 años (eso dice ella, sea caballero, lector atento), mi madre es de las que se despierta a las madrugada para llenarse de cremas mientras audiciona radio Mitre. Aún durante sus vacaciones, cuando podría hacerlo a las 10 de la matina, pienso yo.
La revelación de una suerte vencida. Si se observa la foto lector atento verá que poseo una tapita de una bebida gaseosa que me premió, por ingerirla, con unas entradas para el cine. Lo que ocurre es que yo me tomé la susodicha gaseosa en el día de hoy y las entradas solo se podían hacer efectivas antes de noviembre del dos mil siete. En fin.
Sigo jugando al dígalo con mímicas con el universo.

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11.2.08

nuevo cine argentino


Descubrí, para mi asombro, que el “nuevo cine argentino” tiene la cualidad de delinear perfectamente a sus personajes. Será, lector atento, merito de los actores o de los directores o de los guionistas. Digamos para ser justo que de una mezcla de todos.

Lamentablemente adolece, según mi criterio, de la incapacidad de contar una historia hasta el final ¡Es que nunca terminan! O sea nunca redondean. No le dejan forma determinada.

Quiero decir, que uno se encariña apenas comenzada la película con personajes cuyas historias van a quedar en la nada. Me gusta verlas pero me frustran. Sin embargo quiero ser testigo de esta evolución porque les tengo fe.

No nos abandone, lector atento. Le propongo una visualización beligerante del nuevo cine argento. Una critica constructiva que nos permita en algún momento ser la envidia de la empresa motora de las súper películas americanas.

6.2.08

¿vida?

El zapping, lector atento, el zapping. Me gusta la publicidad, pero cuando elijo yo verla; nunca cuando me la impone un canal de televisión. Así termina el zapping convirtiéndose en herramienta contra la imposición. ¡Si! Así de loco, lector atento.
Sabido es que todo tiene un costo. Anoche, en medio de mi carrera para mirar lo que había en la competencia antes de volver a ver lo que había elegido ver, tuve que escuchar esta línea:
-Hay una forma de saber si algo es viviente. Si teme a la muerte es porque esta vivo.
Suficiente pensé, regresé donde estaba para reencontrar lo que esta viendo. La película trataba de un robot que reclamaba la aceptación de que estaba vivo. Mejor que Asimov no les sale, me dije. Pero la idea se me clavó en la cabeza con uñas y dientes.
Creo que habría que decir, así, antes que nada, que la idea de vida que defendía la actriz es la de vida conciente. Pienso en los animales que se defienden solo por instintos, porque vivir es lo que hacen y son. El temor, de acuerdo a como me he convencido a mi mismo, es muy humano. Temer por la propia existencia es natural en el ser humano, cuya memoria es su salvación y su lastre. El hombre sabe que ha vivido porque recuerda cosas que le movilizan las tripas, cosas que no son importantes desde el simple instinto de supervivencia, pero que él atesora, porque lo hacen sentir que ha valido la pena el respirar por tanto tiempo.
Pero también recuerda cuando ha metido la pata. Y lo que más me cuesta aceptar:
Recuerdo que he jugado.
Que he perdido.
Y que ahora no espero mucho más.
Desde ese punto de vista soy un animal que defiendo mi vida por instinto de conservación. No quiero detener esta maquina de percibir sensaciones que soy porque no quiero. El suicidio no es una opción. Pero si me preguntan, no temo a la muerte, a veces pienso, como el poeta, que la abrazo. Después de todo, la suerte está echada.
No me arrepiento, atesoro la memoria de momentos que me marcaron ¿quien no? Y en esto me separo de los animales para asumir mi humanidad.
Quizás solo sea que soy un ser humano viejo y cansado.


Impactante.


Estos padres arrojan a su nena a los brazos de un policia.
Me conmueve la desespración.
Era el fuego o confiar en un desconocido. Y al final lo mejor de la humanidad nos dió una razón para creer en la gente.
Piense, lector atento, en las entrañas de esa madre que se desprende de su hijo, para saberlo vivo. En la seguridad pero sin ella.

2.2.08

Potter


La magia es cosa de niños (así dicen). O de anhelos incumplidos (así dicen). Frustraciones varías llevan al hombre a pensar en la magia. Eso que las cosas lleguen tras ciertos convenios y ritos concertados con el universo, sin otro esfuerzo mediante, es tentador. Estoy seguro que la magia es otra cosa. Pero en fin.
Dicen que en Londres hace como 17 años Harry Potter y todo un mundo de brujas y hechiceros nacía en la mente de una mujer, J. K. Rowling. Y lo contó en siete novelas y lo hizo bien. Todos estos años nos estuvo contando una historia muy humana y poderosa a la vez. ¿Quién no lo sabe?
Ahora bien. Además de los libros están las películas. Nadie va a culpar acá a los genios del cine. Pero se me dio por pensar que, si fuera un alumno vago, que no quisiera leer los libros, miraría las películas para saber que pasa. Pero como soy malo también pensé en preguntas que haría si fuera profesor para saber si leyeron los libros.

Preguntas practicas para diferenciar a los lectores de los no lectores de Harry Potter.
(Una por libro para no hacer esto interminable)

La piedra filosofal: ¿Cuál es la prueba pensada por el profesor Snape para evitar que se llegue a la piedra filosofal?
La cámara de los secretos: ¿Cuál es el antiguo empleo del nuevo profesor de las artes oscuras?
El prisionero de Azcaban: ¿Cuáles son las verdaderas identidades de los autores del mapa del merodeador?
El cáliz de fuego: ¿Cómo escapa Barty Crouch de Azkaban?
La orden del fénix: ¿Cómo se comunica el ejército de Dumbledore el horario de las reuniones?

Hasta aquí las películas que se han hecho. Esperaremos hasta que se filmen las otras.
No espere más de mí, lector atento. Son las vacaciones.