26.4.07

en fin.


Este nene estaba sentado solo en el banco en una de las plazas mas estigmatizada de todo buenos aires. Plaza Constitución. Me sorprendió la inocencia y la paz que ostentaba a la vista de todos que cargábamos con todos nuestros pesos interiores y exteriores. Aunque se notaba que no estaba asustado me le acerqué y le pregunte si estaba solo y me dijo que no que ya venía su papá que estaba en aquel bar. En fin.

22.4.07

resacada.


La resaca es este estado de exaltación de los sentidos posteriormente al adormecimiento de los mismos durante una borrachera. Es como si se tomaran revancha y todo se percibe con mayor tenor. Este es el momento para admitir que ya no estoy joven y que soporto mal las borracheras. Que hace mucho que no me mamo para hablar un poco más coloquialmente. Y que este sábado me mamé y que la resaca fue muy pero muy traumática, más aun si se piensa que tuve que trabajar el domingo.
Volver desde Arribeños al 2200 hasta Lavalle al 700 representa cruzar gran parte de la ciudad de Buenos Aires en su orilla norte, la más paqueta si se quiere. A mí especialmente me resultó un vía cruxis. Sobre todo teniendo en cuenta que el aire de la noche me despertó de la modorra a la que había sido inducido por la ingestión de sendas botellas de Bodegas Carcassone tinto, sirah como a mi me gusta. Aclaro que a expensas de Nicolás, hermano de la novia, realizamos la despedida de soltera en ausencia de la misma el sábado víspera de la boda. Misma que tenía tres particularidades sospechosas. Era vegetariana, se celebró al medio día y solo había Karaoké como diversión. Y no tiene nada que ver que sean todos chinos exceptuándome a mi y a Claudia (este grato nombre en mi memoria) pero bueno, agradecí cuando fui autorizado a retirarme sin escándalo.
La cosa es que como ya dije el aire fresco en Las Barrancas de Belgrano me despertó y puso todo los sentidos en actividad recuperatoria. Justo ahí donde todas las señoras que querían escapar de la escucha de partidos de sus maridos se congregaron acompañadas o acompañando (vaya a saber uno) de o a su perro/a. Cotorreo y ladridos. Bocinas que se disputaban la encrucijada de Juramento y Luís Maria Campos. Viento cargado de polvo que me atacaba como si yo fuera un planeta y cada partícula un asteroide abriéndome la piel. El hermano Sol que me hostigaba sin piedad o con piedad pero sin pausa. Los músculos que me avisaban mi edad. El tiempo que se percibía viscoso; como será que cuando llegó el colectivo que en mis sensaciones había demorado horas escuché decir a las que estaban esperando antes que yo: Mirá vino rápido este.
Dentro del colectivo el ambiente era otro. Primero tener que viajar parado sintiendo como mis piernas, mis propias piernas me puteaban. Segundo el olor a chivo. Ignoro si era mío o de todos o si yo sumé el mío al de todos pero estaba como una entidad aparte de todos nosotros y golpeaba en oleadas. Tercero la emoción contenida. Elegir el 29 cuando estaban a punto de jugar Boca y River en la cancha de Boca no fue una decisión feliz. Por eso hablo de ambiente. Se sentía y yo tenía los sentidos en rebelión. Las calles cortadas no ayudan mucho pero si es domingo de súper clásico ¡olvidate!
A mi se me ocurrió escuchar, oler, mirar, palpar, dejarme palpar, subir o bajar mi temperatura, con una conciencia de realizar estos actos que yo llamo resaca y que fue la causa de mi suplicio. Pero hay otra cosa. O la misma pero en otro orden. La lucidez. La claridad con mis pensamientos se me mostraban. Mi agonía que se negó a naufragar en alcohol estaba ahí con energía extra. Se paseaba en mi cabeza con desfachatez y desvergüenza. Me agobiaba con inusitada exclusividad. Chocaba contra mis paredes craneales y el sonido hueco y sólido me producía migrañas. Sufrir me parecía inevitable y hablo de imposible de esquivar. El odio negro contra todo lo que me separa estaba como un calor ígneo. Vivir me parecía más que nunca una mierda.
La respuesta parecía ser caminar. Porque llegar y acostarme era el paso previo a dormir como 16 horas y como dije tenía que trabajar. Trabajar es un eufemismo para decir que tenía que cumplir mi horario en mi trabajo porque en el estado en que estaba no servia para mucho. En fin. Y yo hago mucho en mi trabajo, ese día me di dolorosa cuenta de ello.
De esas horas me queda la impresión de lo tremendamente persistente que puede ser una idea. O mejor dicho un razonamiento de un sentimiento que se niega obstinadamente a quedarse donde uno lo acomodó. Que reclama para si una dimensión y una figura que es imposible. Me recordaba a mi mismo cantando a voz en cuello: No hay imposible sino incapaces. Se me presentaban cuestionamientos infantiles que reprimí porque ya soy un adulto. Nunca me sentí tan poco dueño de mis ideas. Tan a las idas y vueltas de mi propia cabeza. Tan a la deriva. Tan impotente.
Como lo superé no me pregunten. Solo sé que puse la cabeza en la almohada y me morí.
La foto la tomé ese día y se me nota el pulso devil. Pero me gustó.

20.4.07

poética

Tratando de explicarle a mi jefe Chiu la idea de pregunta poética pregunte poéticamente hablando:
¿Qué cosa mejor que el vino que nos sirven compraran los cantineros con el dinero que les damos por él?
¡Más vino! me respondió perplejo y acomodándose los lentes este taiwanés. En su fuero interno se preguntaba si me habré vuelto loco. Yo sé que la poesía oriental es hermosa. ¿Por qué entonces tanta falta de sensibilidad?

18.4.07

duda

¿Cómo habrán sido los casamientos chinos antes del Karaoké?

7.4.07

de pie

Junto a la cruz de su Hijo
la madre llorando se ve;
el dolor la ha crucificado,
el amor la tiene de pie.

Quédate de pie, de pie junto a Jesús,
¡Que tu Hijo sigue en la cruz!

Cruz del lecho de los enfermos,
de los niños sin un hogar,
cruz del extranjero en su patria,
del que sufre en soledad.

Cruz de la injusticia y miseria
de los marginados de hoy;
cruz de tantas falsas promesas
y de la desesperación.

Cruz del abandono de amigos,
del olvido y de la traición;
cruz de la amenaza y del miedo,
la tortura y la prisión.