30.12.08

En fin.

Fui a una farmacia dispuesto a hacerme el irónico, pidiendo que me vendan lágrimas.
Vendame lágrimas farmaseutico!!
Me las vendieron nomás. Doce pesos
En está sociedad ya no hay lugar para la ironía poética.

19.12.08

cata y me pin


Catalina de la familia de los Medici fue casada con Henri II príncipe de Francia. Le pasó eso de los matrimonios arreglados donde solo uno de los conyugues se toma en serio lo de amar al otro. Dicen de Catalina que era fea pero de lindas piernas. Una condición que le alcanzó para parir siete hijos, cinco de los cuales reinaron sobre Francia; tres reyes y dos reinas. Una vez recibida la corona y asegurada la dinastía en sus hijos, el bueno de Henri se dedico de lleno a tener amantes hasta que una lo conquistó más que las otras. Esta chica Diana de Poitiers lo volvió tan loco que hizo poner en el palacio del Louvre escudos con las iniciales H y D a la vista de todos, incluida su mujer.

Poco tardó la reina en enterarse de las andanzas de su marido. Hasta pudo averiguar, inteligente como era, en cual habitación Diana recibía los favores de Henri. Entonces hizo algo que no era propio de ella; se enfermó de celos y de obsesión. Se las arregló para invadir la habitación superior a la de las andanzas del rey con el propósito de fraguar una conexión entre ambas. Espiarlos se convirtió en su principal actividad. No me consta que sufría pero podría aceptarlo sin reservas. Hasta estoy dispuesto a aceptar que necesitaba hacerlo aun en contra de sus propio bienestar porque lo he visto, ¡Conozco a alguien así!

Me Pin no se parece casi en nada a lo que sé de Catalina. Es una hermosa asiática que conserva algo de su belleza en sus cincuenta y tantos. Solo tres hijos hay en su vida. Trabaja como lema de su raza. Sin embargo comparten ambas mujeres ese acto de despecho, esa necesidad de saber en qué momento y de cual manera las está engañando su marido. Me Pin aventaja a la reina en tecnología. Filma las andanzas de Chía y se regodea de haberlo cachado. Exibe orgullosa las pruebas de su ultraje.

No me puedo imaginar mujeres más distintas, separadas como están por la cultura y los siglos. Sin embargo en ese aspecto son hermanas. Necesitan saber que aunque sus maridos, que prometieron fidelidad, crean que las engañan, ellas están un paso adelante. Les duele entender que no pueden hacer nada contra eso más que prepararse para lo que va a venir. Entender que es inútil tanto desvelo pero despertar para empezar de nuevo al día siguiente. Es una tragedia. Una cosa que algunas mujeres, por su carácter, tienen que pasar. Me asombrá que no se den cuenta que es el camino hacia la locura. Que ese placer sádico es del lado oscuro.

Me consta de Me que espera de Chia Fan un único acto de valor de un canalla. Que ese dìa esté dispuesto a humillarse. Haciendo la interpolación inmediata me da pena la Reina Catalina cuyo marido prefiriò que le atraviesen el ojo antes que sincerarse.

Sobre Me Pin no puedo decirles que va a pasar. De Catalina puedo contarles que quedó viuda muy joven y que negó casarse otra vez. Fue el poder detrás del poder en Francia con sus envenenadores, escuadrón volante y astrólogos. Se superó, murió vieja y sin rencores. Dicen…

10.12.08

pato beiguin


Cada sitio tiene sus leyes. Las más extrañas se dan allá donde las impone el hombre. Un ejemplo: la granja “Los manjares”
Cualquier pato Pekín nacido allá vivirá solamente 57 días. La uniformidad y la exactitud de las sentencia no ha despertado hasta ahora ninguna queja entre los patos (sorprenderían mucho a los criadores si fuera así). Para esta ley todos ellos son iguales, los patos digo, no los criadores. Ellos creen que ambas especies ocupan su lugar en la cadena de la vida. Adiestrados así por Disney ejercen en el lugar una potestad indigna. Se mienten los unos a los otros acerca de tener decisión sobre la vida y la muerte. La mentira les viene del empirismo errado de ver que pueden convertir una criatura en un producto solo con despojarlo de las vísceras y las plumas.
Pero la verdad es que estos tipos tiemblan, sin ser capaces de admitirlo, pensando que pueda ser que Dios le mande una plaga entre las aves, una insignificante gripe aviar. Abren las fosas nasales para adivinar si el granizo traerá la temida pérdida. Revisan cuidadosamente cualquier probabilidad de incendio. En pocas palabras intuyen cuan precario es su poder. Cualquier cosa que, fuera de ellos, repartiera la muerte a diestra y siniestra entre los corrales los llena de pánico. Todos saben que esas cosas pasan. Algunos hasta las han sufridos. No los atemoriza el pecado contra la vida de la criatura ya que no les preocupa que mueran; se preocupa por la escasez del stock, por no poder cumplir compromisos.
Convengamos que no todos son iguales aunque se esfuercen por parecerse. En los días de abril conocí uno que me habló entre mates de leche cuentos de viejo chocho. Para él no estaba mal preocuparse de cosas que no se pueden controlar pero que no servía de nada. “¿Cómo puedo saber que día lloverán piedras?” El futuro siempre es un enigma me dictaba mi mate. Sorbito tras sorbito lo escuchaba sin alterar la frecuencia. Se despachaba con rencor de viejo contra los más jóvenes con sus ge pe eses, sus camionetas y sus otros chiches. Pero no era eso lo que quería contarme.
La rebelión de los pollos. Así la llamó. Trató de explicarme que los bichitos aceptan así, tan mansos, su destino de alimento porque hasta ahora ninguno se ha enamorado. El primero entre los patos en elegir a una pata cualquiera, porque la ama, querrá vivir para estar con ella. Sufrirá con la idea de que sería servida en una mesa con anís y caramelo. Un fin tan mesquino como la alimentación de las bestias llamadas hombres resultará indigno de cualquier pato capaz del sentimiento. Y sobre todo se lo contará a los demás patitos. Será el Adán de Los Mangares que elegirá una Eva para discutir con Dios. Seguramente morirá pero el camino estará allá donde el caminó. Algunos lo seguirán hasta que sean los suficientes como para formar ejércitos. Y el hombre, como los dioses del olimpo, se tendrá que conformar con eso de que otros además de él son criaturas amantes. Aceptar a una especie más en el panteón de los que pueden amar.
El mate me dijo que el viejo estaba loco. Que seguramente tantos soles lo insolaron mal. Pero me despertó una ternura tonta. Una causa de amor, gritaba el sorbito de leche. Muy loco; lo que quieras ¡pero la razón de un amante! Si algo merece salvar a una especie es esa. Desde abril que espero una rebelión de esas. Sorbito a sorbito. Espero verlo.

8.12.08

Problema mío la hora en que posteo.

Dicen que gracias al pánico la mente libera esas sustancias terminadas en "inas" que animan y despiertan. Va! Que mantienen alerta. Parece ser producto de la capacidad adaptativa. Blah blah. Fantasías en ese estilo.
Sin embargo se pone interesante cuando se explayan en que, sustancias mediantes, el pánico es adictivo. Que se extraña la lucidez.
Conozco gente así.
Podría dar largos testimonios sobre el tema.
Es todo lo que diré.

2.12.08

la balsa de la Maga.


Esta Magali, ¡Sí! Otra Maga en mi entorno (¿será que las busco?), se sienta en esos banquitos de playa en plena peatonal Florida, con su guitarra zurcida sólo para cantar. “Una hace lo que puede” dice pidiendo disculpa. Puede bastante, perdone que le diga. Canta. Juegue con el nombre, lector atento.

En la peatonal están todos estos artistas callejeros que hacen linda a Florida. Hay muy pocos sobre Lavalle. Maga está desde las cuatro de la tarde en general, allí despliega su repertorio. Somos varios el público fiel. Nos gusta el sabor a rock que tiene para nosotros, ella mientras entre tema y  tema besa extranjeras. Se ríe si algo la sorprende.

Le grabé diez segundos del show, lector atento. Por supuesto todo movido porque me estaba codeando con los otros espectadores.