1.9.10

Lágrimas sobre el Baño María

No diré que estaba tranquilo porque estaba en mi trabajo y en ese lugar nunca estoy tranquilo. Quizás tenga que concederles un atisbo de verdad a esos que dicen que trabajar no es natural en el ser humano. A mí me toca hacerlo en un restorán tipo bufet. Pusimos, para no tener que destinar una persona a esa sola tarea, sobre la maquina de baño María, un cartel que avisa “¡Cuidado! Maquina caliente, no se queme”. De todos modos como sabemos que a los adultos les gusta leer pero a los niños no, siempre que vemos a un infante e incluso a un púber rondándola, nos hacemos cargo de su pereza y los precavimos, de viva voz, que la maquina quema. De todos modos ayer gritó uno ¡y de doce años para colmo!

Ahora bien, de todos los que llevan gritando sobre el mismo dolor este en particular me despertó esta pequeña reflexión, lector atento. Podría enunciarla de esta manera.

Cuando uno es joven hay cosas que le pasan mientras está distraído, muchas veces esas cosas causan dolor.

Un agregado interesante sería: No importa cuantas veces le hayan advertido a uno. 

Están; el conocimiento racional de que hay cosas que queman, y esa necesidad de degustación de placeres a mano llenas. Ambas cosas rivalizan, y la primera se interpone en el camino de la segunda. Un joven se lanza kamikaze sin importarle nada. Me acuerdo y se me hace agua la boca. 

Estoy dando una vuelta muy grande, lo sé. Ejemplifico más, mientras usted se rasca la frente, lector atento. Una mujer puede ser las dos cosas. Un cuerpo que invita a la degustación puesto sobre un carácter que quema si no se sabe donde poner la mano. El secreto está en que la urgencia del deseo no distraiga de la inminencia del peligro. La obtención de dicha habilidad separa a los niños de los hombres. Aunque debo admitir que conozco tipos de más de treinta años que son como niños en este sentido. Tampoco los culpo. Me causan gracia solamente.

Hago una salvedad de última hora. No creo que esté mal. Quemarse por cosas que valgan las penas está bueno. Ciertas cicatrices llenan de orgullo. Y acá aparece una delgada línea. Conseguida una cicatriz ¿Cómo fue obtenida?