30.5.07

mariana

Hay jóvenes y jóvenes. Tiene mucho que ver la edad y a diferencia de los viejos entre ellos son muy distintos. Hoy escuchaba el tema Media Verónica de Andrés Calamaro. Y me trajo a la memoria la figura de una amiga de Salta. Y ese recuerdo me trajo a la vez muchas otras canciones. Una forma de asociación libre que yo practico a menudo, demasiado a menudo, me han dicho.
Bueno la cosa es que me dio por pensar en Mariana. La misma que por estos tiempos anda ¿cómo es que me dijo? celosa conmigo. Comenzó siendo la hermana menor de un amigo. La más pequeña de una familia de cantores y trabajadores. Una raza muy a lo norteño. Les resultó bastante inteligente y así es que nos sentábamos a charlar cuando el Zurdo se desaparecía y lo mejor era esperarlo en su casa donde o venía a comer o a buscar la guitarra. En esos tiempos la diferencia de seis años nos puso seguros de cualquier sospecha de cualquier cosa sobre todo a mí de un padre carpintero, con esas herramientas tan peligrosas para la salud humana. Más tarde la amistad tan franca nos salvó de que cualquiera cometiera la tontería de enamorarse del otro ¡Dios me libre!
Y así la vi crecer mientras yo también crecía porque a pesar de lo que dejo creer a lo largo de este blog ni nací sabio ni lo soy todavía al cien por ciento.
Media Verónica está rota/ no tiene muchos años/ pero le hicieron daño/ rompió una lanza/con la risa pero no tiene prisa/y se ríe muy poco/ va a decidir que hacer/ cuando no sople más viento/ no sabe distinguir el amor/ de cualquier sentimiento/quiere vivir/ una vida diferente cada día/ la verónica mitad/ está en la flor de la edad/ pero está cansada de esperar.
Así me vino a la memoria la Mariana. Me acuerdo que me gustaba bailar con ella. Había aprendido a bailar conmigo de una manera que era un disfrute. Todo merito de ella por supuesto. Más tarde aprendió a bailar al ritmos de otros. Y ahí la vi perderse y romperse y hacerse daño y etc. Usted lector atento en este punto puede levantar la mano diciendo ¡alto! ¿no era tanto tu cariño? ¿qué hiciste por ella? ¿además de retarla y hasta putearla? diré yo ¿qué le importa?. Todo esto pasó en un tiempo en el cual yo ya estaba aprendido de que uno no puede vivir la vida de los otros. Que cada quien tiene derecho a mandarse sus propias cagadas y de aprender de ella lo que le aproveche. Además yo andaba tras mis propias penas y lecciones. Era joven también.
Hoy ella todavía es joven aunque más reposada me han dicho. Curiosa cualidad que comparte los que tempestearon sus años adolescentes. Yo que ya peino canas hasta en la barba según recientes auto descubrimientos. Me río al son de sus nuevas aventuras porque tengo la sospecha de que aprendió a cuidarse aunque, porque negarlo, la pongo en manos del ángel de la guarda de vez en cuando.
Amiga mía, no sé qué decir,/ ni qué hacer para verte feliz./ Ojala pudiera mandar en el alma o en la libertad,/ que es lo que a él le hace falta,/ llenarte los bolsillos de guerras ganadas,/ de sueños e ilusiones renovadas./Yo quiero regalarte una poesía;/ tú piensas que estoy dando las noticias...
Parece que esta canción también la podríamos bailar ella y yo. A veces reniego porque la veo tomar raudamente caminos tan particulares, tan de cornisa pero me consuelo arguyendo que nadie puede traicionar su naturaleza (lector atento no me preguntes suspicazmente ¿consuelo?). Me digo a mi mismo que cuantas macanas más le pueden dar ganas de mandarse porque hasta de la novedad uno se cansa.
Hoy me gustaría verla e invitarla a buscar una música nueva que podamos bailar ella y yo. Abrasaditos. Con ese calor-aroma. Despacito che. Pero bueno está en Salta o en Tucumán. No sé.
Pondría fotos que me mandó. Sobre todo la serie devil. Pero mejor no.
Lector atento no tengo la culpa que seas un pajero.

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