¿Se acuerdan de cuando les hablaba de Absalón? De esa necesidad de dejar una huella en el mundo. Absalón lo intentó con el pilar. Favaloro eligió otro camino. Estos corazones que les muestro son un ejemplo de que lo que se hace deja una marca, de que el árbol se delata en los frutos. Hay más de treinta y se nota que ningún artista se quiso quedar afuera de este homenaje. No los culpo. Hay tipos así. Inspiradores.
Llama la atención que el hombre haya pensado, decidido y logrado quitarse la vida. Sin embargo ni siquiera así pudo detener lo que ya había echado a rodar. La Fundación sigue en el camino que él le puso y mucha gente le tiene que agradecer la posibilidad de poder contar un tiempo más con un amigo, familiar u otro tipo de ser querido.
La muerte es invencible pero poder prolongar la vida es un don. Sin duda.
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