28.11.06

el otro

Hoy me tocó servirle la mesa a un americano (entiéndase por un nativo de Norteamérica). Uno de esos turistas que son pulcros, estudiadamente sencillos y deseosos de ser complacientes. Me dejó entre la propina una moneda americana. One dime. Muchas veces me dejaron dólares que inmediatamente fueron trocados por pesos a tres por uno el cambio. Pero este americano me legó una moneda incambiable que me iba a ver forzado a conservar porque para que cambiarme algo tan chiquito. Si la conservo en cambio sería todo un símbolo que me hizo sentir infectado, marcado y portador de un peligro. El capitalismo me persigue. ¿Cuántos gringos habrán tocado este centavo?
Por otro lado también atendí a un salteño que no tubo mejor idea que resaltar su condición de paisano mío coquiando. Quiero decir mascando coca. Ni bien me habló sentí el aroma de la coca destilada por la digestión humana. Por supuesto no pudo resistir escupirme mientras me hablaba y prácticamente me abrazaba. Lo que más logró fue confundirme. La nostalgia del pago saltó pidiendo cancha pero por otro lado me di cuenta de cuán repulsivo puede ser el habito para ojos extraños. Y yo me sentí ofendido ante un acto simple que en otro tiempo me resultaba cotidiano. Y me volví a sentir infectado. La ciudad me tragó nomas che.
Borges hablaba constantemente del otro que uno mismo fue alguna vez. Hoy más que nunca extrañé a ese otro que fui y que ya no soy. Otro que no se pasaba horas y horas escarbándose el ombligo.

No hay comentarios.: