10.7.10

Vainas y aceros.



Hubo tiempos; oscuros, me acotan los portadores de faroles; donde había un tipo de generosidad que ya no se entiende. Un guerrero que guarda sus armas ante un mequetrefe ejerce ese privilegio. La modernidad no le rinde sincero homenaje. Se desentiende del hecho sencillo que un león dormido es justamente eso: un peligro que por alguna arbitrariedad decidió postergar su ataque.
¡Un hombre que guarda su acero para evitarle a otro una humillación es un santo! Confundirse y declarar que esta piedad del justo es cobardía es como golpear las puertas del averno. La estupidez de un incauto. Agradecer es algo que bien cabe. Seguir con el camino. Mostrar cautela.
Yo soy de los que admira el arrojo de los inteligentes, cuando entendiendo un peligro se precipita a él. Me causa mucha pena, sin embargo, el necio que pisa un alacrán creyéndolo una cucaracha.

1 comentario:

Gus. dijo...

Espero que ademas no tenga su pie desnudo