5.2.09

Uh!

He descubierto, no sin alguna inquietud, que los estúpidos congénitos se reconocen. Por ejemplo: En un lugar donde la gente se renueva constantemente, pongamos por caso un restorán, si hay uno que siempre está, pongamos por caso un mozo, y otros que pasan, ambos con un grado sumo de estupidez; se verán solo para saberse iguales.
No hablo de un reconocomiento antagónico, como el que harían dos seres inteligentes al encontrarse en un restó, pongamos por caso ud y yo lector atento. Sabedores, como somos, de que las personas capaces de amarnos son pocas o de que hace calor y las sillas justo bajo el aire no abundan o que la parte rica del pollo se acaba, competiremos. Renunciaremos a algo para ganar otra cosa, seremos leales o no, elegiremos el campo de batalla donde mejor nos desarrollemos pero seremos rivales.
Estos que le digo, no. Ni ahí!
Sonríen como monos al mirarse. Hacen aspavientos. Aveces gritan Eh!. Destilan cantidades industriales de baba, como si se estubiesen aguantando las ganas de darse un beso francés.
Pero más que nada hablan de estupideces. Resulta muy irritante verlos pero es insufrible escucharlos. Hasta el estúpido medio sabe que hay algo mal sin que sepa decir que es.
Molestan!
El estado debería educarlos.
La ciencia debería ver la forma de que no se encuentren.
Los seres inteligentes deberíamos estar autorizados a abandonar el lugar.
No se.
Algo!

1 comentario:

la maga dijo...

jajajaja daria para escribir sobre la molestia visceral???que nos da verlos, digo a nosotros los del otro lado jaaaaaa desconfio