13.2.09

aruspicina (no es un remedio) y otras yerbas

Parece lógico que si existen leyes en el universo, tanto la parte como el todo estén sujetos a ellas. Por lo tanto, si se puede vaticinar acerca de la parte, el todo no guardará misterios. O viceversa. Es este principio y no otro el que gobierna a varias de las “ciencias” que prometen decirte que va a pasar o de cual manera se perfila el futuro. La astrología se parece a la lectura de tripas de pájaros en eso. No me voy ocupar, lector atento, de levantar juicios de valides ni por la astrología ni por la aruspicina. Que tire la primera piedra el que esté libre de supersticiones.

Dígame, sin embargo, si no es una idea interesante, más allá de que sepamos usted y yo, que la parte puede tener una ley particular si incurrir en una contradicción con las leyes generales del todo. El conocimiento, entonces, de la totalidad de las leyes de todas las cosas se hace impracticable para cualquier criatura que no sea un Dios. ¿Cuál interés puede tener un dios en compartir un misterio con los hombres? ¡Vamos! El futuro se vuelve una sombra, entonces. La misma que siempre fue.

A veces caigo, muy a pesar mío, en una forma personal de superstición. Me sucede con algunas cosas que siento que quieren darme un mensaje acerca de mi vida. No estoy seguro de que sean cosas futuras. Más bien tengo la sensación que son cosas que están pasando pero que no llego a ver claramente.

Un perfume que se acabó más allá de toda duda tiene que ser un sms de las parcas que cortan la vida de todo con sus tijeras de oro. Ese sms puede ser sobre la persona que me hizo el regalo. Todo tiene que estar conectado ¿no?

Una bolsa de plástico que cruza distancias en el espacio y en el tiempo solo para aparecer el día menos pensado entre la maraña de otras bolsas que pueblan mi vida, me traen la memoria de los que me la dieron, aunque lo que me dieron en ella ya no exista.

Aprendo constantemente a vivir con esto. Me considero enseñado en eso de que la mejor condición del futuro es que quede siempre adelante, tras su cortina de misterio. Le que queda bien eso. Sin embargo a mí no. Si tras mucha meditación trascendental me pudiera quitar esa cuota de superstición lo haría. Mientras tanto convivo con ella, como con algunas otras contradicciones. Miro a veces la confianza que algunas personas depositan en estos juegos cósmicos y me guardo mi asombro por respeto.

Lo mas extraño es que, cuando este futuro sea pasado, sabré como encajaban las piezas. Hasta me quejaré de mí mismo, ante mí mismo, por no haber hecho el dos mas dos tan obvio. En fin.

Por lo pronto paciencia. Mejor me las arreglo con el hoy que es lo único que me mira a los ojos. Usted sabe, lector atento. El pasado no tiene arreglo y el futuro es una promesa. Una que no puedo descifrar con los datos que me proporciona este presente tan mal educado que habla en versos.

1 comentario:

la maga dijo...

eso!! lo que se te escapa