27.4.08

violín

No hay nada mejor para los estados depresivos contra los que batallo por épocas, que un pibe venga con su violín y empiece a tocarlo en mi misma calle, en mi misma manzana, en diagonal de mi puerta.

2 comentarios:

alpagatado dijo...

Y a veces la rutina nos hace olvidar esos pequeños detalles... bue, hablo por mí... mucha veces por prisas ignoré a los músicos que en la peatonal hacen un esfuerzo por sacarnos de nuestra cotidianeidad.
Algunos se vuelven cotidianos ellos mismos jeje he descubierto algunos que repiten más de lo necesario las piezas musicales jeje lo cual no ayuda a romper la inercia de mi rutina diaria.

alpagatado dijo...
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