23.4.08

Ángel-A


¿Me deja hablarle de cine, lector atento? Una película que vi hace poco. Francesa, de nombre Ángel-a.
Existen formas y formas de hacerse cargo de un cliché. En el caso de los realizadores de esta película lo hacen pidiendo permiso, sin tratar de tonto al espectador. Si uno acepta el juego disfruta de la puesta.
Dispuesto, uno se hace cargo que ya vio antes eso de que un tipo empieza a vivir de verdad el mismo día que había elegido morir. Elegido morir sin muchas convicciones, mirando a los costados por si acaso encuentra excusas para no hacerlo.
Tampoco se ofende mucho cuando aparece un ángel. Uno repleto de vicios, porque parece que el cielo ya no puede producirlos santos e identificables. Además había que subir la apuesta por lo tanto Ángela termina pagando con el cuerpo las deudas del protagonista.
Un tema aparte es París. Porque hay que decirlo. París debe tener lugares sórdidos, rincones lúgubres y sucios, calles ordinarias. Ninguno está en este film. La trama de por sí fantástica, corre sobre una geografía parisina en blanco y negro. ¡Y qué linda que es París! Ya la Ciudad literaria de Cortazar y Hemingway se hace un lugar en la memoria, no sabe lo que es unirla a las imágenes de la misma que se ofrecen en Ángel-a.
Después están los detalles.
El protagonista, Dios sabe que nunca supe su nombre, se parece a Julián Weich sin afeitar. Llora para hacer llorar. Expresivo es. Pasa todo el tiempo con la mano en el bolsillo ¿Será lisiado? ¿Onanista? Porque no sabe lo linda que es la protagonista, ni que largas tiene las piernas esa mujer.
Los efectos especiales son apenas una pincelada. Apenas los suficientes para contar una historia. En esto se separa del cine americano.
La recomiendo. Yo la compré en esos quioscos de revista que hacen de punto de referencia para los copiadores, que en Buenos Aires se llaman pirateadores o truchadores. En Parque Rivadavia tienen su paráiso.

No hay comentarios.: