risa ronquera

Me pasa que busco el celular para escribirle un mensaje a Bety, en un arranque que es más veloz que mi sentido común. Y todo vuelve. Y sobre todas las cosas me duele la imposibilidad de ubicarla.
Ella era de ubicación segura. Bastaba con un mensaje o a veces con solo desearla. Le encantaba salir corriendo a donde sea que un amigo la citara. Y a mi me dan ganas de irla a buscar y que nos sentáramos por ahí a tomar algo. Resulta tan dificil por estos tiempos ubicar a alguien.
Hoy Bety se reiría mucho de mí. Fuerte, ronquera de fumadora, extensa, sin pudores sería su risa, consiente de que la gente debería reírse así siempre. Yo esperaría paciente, apenado y contento de haber detonado el efecto.
-¿Entonces la nena logró lo que quería?
-¡No! Bueno… si, pero no es tan fácil. Ella ahora sabe que me tiene que respetar.
-¡Aja! ¿Y vos decís que ella no sabía eso?
-Vos me entendés, Bety.
-Lo único que yo sé, es que ella se salió con la suya… Y vos también. ¡Que tontos que son los dos!
Y empezaría otra vez a reírse. Fuerte, extensa, sin pudores…