18.8.07

arena



Estas esculturas de arenas las hace un pibe brasilero que junta moneditas en la galería Luxor. Un mulato que le da forma con un cuchillo digno de un carnicero. Un loco que eligió Buenos Aires, que carece de playa y que vive ignorando al río. Uno más de los que se ganan así la vida: con el asombró ajeno. Y que sobre todo cuentan con los turistas, que jamás harían un alto para mirarlos en sus respectivas ciudades pero que si lo hacen en ciudades ajenas para remarcar su condición de turista. Ahora que lo pienso; lector atento, ¿quien resigna minutos de descansos después de una jornada laboral para ver a artistas callejeros?
En fin. Volviendo a las esculturas de arenas diré que seguramente encontraran mejores en otros lugares del planeta y sobre todo en este antro que resulta la Internet. Pero estas se destacan mucho para mí en un punto. Fueron pergeñadas a media cuadra de donde vivo. A menos de cien pasos, lector atento. Y la verdad me llenó de gusto.

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