16.7.09

Un protocolo

Hay un momento en la vida en el es menester aceptar que te han vencido. La actitud que tomés en ese momento, sin lugar a dudas te ha de definir, al menos por un tiempo, y muchos más que de la que tomes ante la victoria.

Pienso, pienso, pienso y me cuesta imaginar peor estado para cualquier naturaleza humana. Lo que pone lo amargo en el sabor de la derrota es, ¡no lo dude lector atento!, racionalizar  que te jugaste entero y perdiste. Espulgás en la memoria tratando de localizar el segundo exacto donde todo se fue a la mierda

¡Vanidad de vanidades!

Creo que lo mejor que te pudo haber pasado es que tu mente le haya avisado a tu corazón que ya está. Que sueltes los tientos de eso que tira y tira por soltarse. Que lo que nunca fue tuyo no lo va a ser justamente ahora. Que si alguna vez lo fue ya no lo es más porque todo cambia y que “ni el más sabio de los sabios sabe donde llevan todos los caminos”.

Parte de la guerra es morir un poco. Morir es el más radical de los cambios y lo que se abandona en un campo de batalla pertenece a los que han vencido. En realidad al futuro que te señala otro camino. Si lo que queda atrás es todo lo que eras… bueno ya no serás. No depende de vos.

Las relaciones del hoy no son claras. Los matices producen desventuradas cegueras. No hay voces autorizadas. El mundo gira sin detenerse y a las personas solo nos queda el instinto y la libertad para negociar. Perder el tiempo parece un error imperdonable pero al final de los días uno saca cuenta de que, a la misma vez, es ineludible. Imperdonable e ineludible.

¡Paradoja!

No todos seremos Pablo de Tarso escribiendo a Timoteo, en su celda, sobre su propio martirio.

“Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe” (2 Timoteo 4, 6-7)

Pero ahí debemos aspirar. Esa es la actitud que cabe a quien dio todo en una batalla y se está entregando a la muerte. Digo. Hoy. No se mañana. Este es un protocolo a seguir, un camino.

1 comentario:

alpagatado dijo...

Muy bueno, Salva.
Excepto la cita de Pablo de Tarso, pero bueno ya es algo personal jejeje
Te mando un abrazo