23.6.09

Ahogar una voz.

A veces el destino es tan puto que quema un bosque para matar una langosta. Un acto de justicia a cualquier precio, ¿Sigue siendo justicia?

Pappo es un perro de esos hermosos, de raza pero sin papeles. Oficialmente pertenece a mis sobrinas  pero lo alimenta y lo cuida mi cuñado, al que responde incondicionalmente con amor. A mi hermana en cambio la respeta desde el temor de un animal que intuye en otro un gran peligro. De ellas, de las dueñas, recibe mimos y patadas con la misma constancia. Ya de cachorro la cara de bueno nos indujo a cometer el error de llamarlo Pappo porque pensamos en que necesitaba un elemento reo en su vida ¡Grueso error! Desatarlo supone un pacto con Loki, ese dios/demonio de la mitología nórdica. El se divierte aunque otros lo pasen mal o renieguen con eso. Después te mira así.

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Nos preguntamos, muchas veces, si no la ensayará en privado.

Pappo sirve al destino en sus venganzas y en su tarea de dar un equilibrio a las cosas. Si algo tiene que desaparecer él lo desaparece sin piedad. Zapatillas, toallas y juguetes le temen y lo imaginan disfrazado de parca.

Pero hasta el momento nunca se había animado a levantar la pata adentro de la casa. Mucho menos de orinar un anaquel lleno de cds. Y este animalito puede expeler  un litro de orina, espesa y apestosa orina. Imagine una botella de gaseosa; o mejor, si tiene edad, un sifón de soda atacando un mueble con todo su contenido. Dice mi hermana ninguno pudo salir de la sorpresa con el tiempo justo para salvar nada. Fue tanta la puntería animal que no desperdició ni una gota en el piso, todo a los cds.

Yo digo, porque soy así, lector atento, que lo que se quería destruir se destruyó. Porque en esa pila estaba un Compac de Guillermo Fernández, que él quiere olvidar que grabó, y que yo quiero olvidar que compré. No lo va a encontrar en la discografía de su página oficial.

Pero para encubrir nuestra vergüenza hubo que orinarse en otros discos. Discos lindo, música que amábamos y que no sabemos si tenemos en otro lugar. Los compramos en tiempos en que backup era una palabra más de las muchas que no entendíamos del inglés. Como en todo desastre debemos empezar a separar las cosas por las que debemos llorar. Ver que tenemos que volver a buscar y que otras perdidas son irreparables.

Pappo sufre el castigo que se merece a medias atado al chasis oxidado  de una camioneta Ford. Contra viento y lluvia. Con el destino estamos enojados y si se nos cruza le escupiríamos la cara. Guillermo Fernández no sabe porque se siente más aliviado.

1 comentario:

la maga dijo...

cuando me hablan del destino
cambio de conversación...