19.12.08

cata y me pin


Catalina de la familia de los Medici fue casada con Henri II príncipe de Francia. Le pasó eso de los matrimonios arreglados donde solo uno de los conyugues se toma en serio lo de amar al otro. Dicen de Catalina que era fea pero de lindas piernas. Una condición que le alcanzó para parir siete hijos, cinco de los cuales reinaron sobre Francia; tres reyes y dos reinas. Una vez recibida la corona y asegurada la dinastía en sus hijos, el bueno de Henri se dedico de lleno a tener amantes hasta que una lo conquistó más que las otras. Esta chica Diana de Poitiers lo volvió tan loco que hizo poner en el palacio del Louvre escudos con las iniciales H y D a la vista de todos, incluida su mujer.

Poco tardó la reina en enterarse de las andanzas de su marido. Hasta pudo averiguar, inteligente como era, en cual habitación Diana recibía los favores de Henri. Entonces hizo algo que no era propio de ella; se enfermó de celos y de obsesión. Se las arregló para invadir la habitación superior a la de las andanzas del rey con el propósito de fraguar una conexión entre ambas. Espiarlos se convirtió en su principal actividad. No me consta que sufría pero podría aceptarlo sin reservas. Hasta estoy dispuesto a aceptar que necesitaba hacerlo aun en contra de sus propio bienestar porque lo he visto, ¡Conozco a alguien así!

Me Pin no se parece casi en nada a lo que sé de Catalina. Es una hermosa asiática que conserva algo de su belleza en sus cincuenta y tantos. Solo tres hijos hay en su vida. Trabaja como lema de su raza. Sin embargo comparten ambas mujeres ese acto de despecho, esa necesidad de saber en qué momento y de cual manera las está engañando su marido. Me Pin aventaja a la reina en tecnología. Filma las andanzas de Chía y se regodea de haberlo cachado. Exibe orgullosa las pruebas de su ultraje.

No me puedo imaginar mujeres más distintas, separadas como están por la cultura y los siglos. Sin embargo en ese aspecto son hermanas. Necesitan saber que aunque sus maridos, que prometieron fidelidad, crean que las engañan, ellas están un paso adelante. Les duele entender que no pueden hacer nada contra eso más que prepararse para lo que va a venir. Entender que es inútil tanto desvelo pero despertar para empezar de nuevo al día siguiente. Es una tragedia. Una cosa que algunas mujeres, por su carácter, tienen que pasar. Me asombrá que no se den cuenta que es el camino hacia la locura. Que ese placer sádico es del lado oscuro.

Me consta de Me que espera de Chia Fan un único acto de valor de un canalla. Que ese dìa esté dispuesto a humillarse. Haciendo la interpolación inmediata me da pena la Reina Catalina cuyo marido prefiriò que le atraviesen el ojo antes que sincerarse.

Sobre Me Pin no puedo decirles que va a pasar. De Catalina puedo contarles que quedó viuda muy joven y que negó casarse otra vez. Fue el poder detrás del poder en Francia con sus envenenadores, escuadrón volante y astrólogos. Se superó, murió vieja y sin rencores. Dicen…

1 comentario:

alpagatado dijo...

Y creo que todos andamos el camino hacia la locura jeje
Cada uno en su propio sendero, pero seguros, algunos lento otros rapido. Pero llegaremos a ella.
Somos sus víctimas, pero la locura sigue siendo tan deliciosamente adictiva jejeje