6.10.08

que animal!

Me causan mucha gracia los que exhortan a encontrar la felicidad con formulas preestablecidas. Esas personas me hablan de sus recetas como haciéndome un regalo. Les impregna el olor de la plenitud, solo porque el boy scout que tienen por conciencia les dice que han cumplido con la buena acción de ese día, al haber salvado a “este pibe” de las mismísima garras de la amargura.

Algunas veces les sigo el juego. Cambio la cara, o bien dicho, me calzo la máscara que ellos quieren por dos segundos y hago mutis por el fondo. La mayoría de las veces es el camino más corto para que se calmen y me dejen tranquilo. Algunas otras veces trato de razonarles. Que lo que funcionó con ellos solo me será útil si negamos aquello de que el hombre es único e irrepetible. Que si no conocen la naturaleza de mi pena poco podrán curarla. Que hay cosas que no se curan ¡que mierda! y que esta bien que dejen marca. Etc.

Lo mejor que hago es dejarlos hablar, eso cuando tengo paciencia y tiempo. Con ánimos de defender su tesis, terminan poniendo sobre la mesa una pena supuestamente superada, ¡ojo!, cuando superada es suponer que no le dan pelota. Basta con hincarla un minuto para ver moverse una pena que debería estar bien muerta, hace tiempo ya. Es cuando, si tengo suerte, terminan llorando.

En mi fuero íntimo digo que todos son unos pelotudos/as en potencia. ante lo cual pueden pasar dos cosas: Que se conviertan en pelotudos/as en acto o que sean personas que me interesaría conocer. (Potencia y acto de acuerdo a como lo ve Aristóteles). Ahora bien cuando uno de estos que están en potencia se acercan queriendo decirme como vivir se ponen en acto a velocidades superiores a la de ¡ya!.

Al final termino por suponer que me tienen envidia. No soy vanidoso. Pero si tanta gente no se banca que no ande cual guasón con una sonrisa mentirosa y mezquina es que les llamo la atención. No se confunda, lector atento, no soy un emo. Soy más bien un mal humorado a los ojos extraños.

Nunca, ni de chico, ni cuando era feliz, nunca de los nunca me reía de cualquier cosa. No soy fosforito. Me causan gracia cosas que los demás consideran que no se deben hablar. Me gusta reírme con la gente que quiero. Para algunos hasta soy un payaso. Los demás como ya dije me interesan poco.

Conozco la buenas intenciones de los que se acercan cuando me ven pensando (parece que ser meditante es también antinatural). Les pido que piensen que si quieren ayudarme no insulten mi inteligencia y simplemente déjenme solo.

Confío en la capacidad que tienen los animales. Eso de lamerse las heridas para curarlas o en aprender a vivir con ellas me parece que aplica. Después de todo soy un animal.

¿No?

1 comentario:

Math dijo...

jo!!... que caracter he!

Despues el jodido soy yo no? No te calentes... es al pedo.. yo ya estoy empezando a no calentarme tanto... ya como que los de afuera son mas de palo que antes..

En fin..

CINE Y CENA?