6.9.08

secretos no

Un secreto no es otra cosa que una noticia en extraño estado. Yo crecí en una casa donde todo el mundo susurraba secretos. Algunos feos y morbosos, otros jugosos y peligrosos. Temprano en edad descubrí que el secretismo puede usarse como una manera de excluir o incluir a las personas. Seguro que me entiende, lector atento. Confianzas, lealtades, círculos íntimos. Esas cosas, arme usted las oraciones.
En todo el tiempo que viví allí pasaba a través de los distintos grupos y sus secretos amparado en mi infancia. Es que a estas personas les parecía imposible que un niño tuviera inteligencia y, lo que más debería haberlos asustado; memoria. Porque yo tenía memoria y tiempo libre. El resto llegaba solo. Tras mucho ensayar me resultó claro entonces que un secreto abandona su estado puro apenas es confiado a un tercero. Como mínimo se pierde el control sobre lo que se desea que permanezca oculto. La formula perfecta para mantener algo fuera de la opinión y curiosidad ajena es, que solo aquellos a los que afecta directamente lo sepan. Una formula contraria a la naturaleza humana. Parte de ser un animal social es querer saber cosas de aquellos que lo rodean a uno. Los límites de lo privado se vuelven bastante borrosos.
Las personas hacen de lo íntimo una prueba de amor. No tan solo de la intimidad física. Se quiere saber todo de la persona amada. Y la moneda de cambio es decirlo todo de sí. Es cierto que casi nunca ese intercambio se da de una manera justa. Después de todo ¿Cómo se pesa la importancia de los actos de la vida ajena?
En ese dilema me siento hoy. Conociendo a alguien que acaba de confiarme uno o dos secretos. No logro que la gente deje de hacer eso conmigo ¡No soy un cura! Estaba todo bien hasta se hizo un silencio bastante obvio. Me tocaba decir algo a mí pero yo no soy de confiar secretos. Esta personita abre su corazón porque sabe como me quieren otros y que soy de confianza para ellos. Pero no quiero hablar de mis cosas. Y de repente lo ya confiado se vuelve casi un chantaje porque las palabras no vuelven a la boca ni se olvidan. Recuerde que soy el pibe la buena memoria.
Así que cuento algo que parece banal en comparación. Casi me parece que ella esperaba otra cosa. Y yo siento que conté algo lindo. Algo que me pasó con Betty cuyos recuerdos atesoro. Sin embargo no me saco de la cabeza que los convertí en moneda de cambio. Que puse precio a memorias invaluable.
Yo que escapo a los sectarismos producidos por el secretismo y que me da risa la importancia que la gente le da al mismo, estoy aquí renegando de como se dan las cosas. Yo que sé la formula y que la aplico a ultranzas estoy acá enojado por lo que dije y aliviado por lo que callé.
Estoy seguro que mi circulo íntimo no admite a más nadie y menos a las apuradas. Los tiempos son importantes, tanto como los caminos. Perdonemé por ser así, lector atento, pero necesito reírme mucho con una persona antes de abrirle el alma. Estar seguro que es un buen bicho raro y algunas cosas más que llegan con el tiempo. En fin.

1 comentario:

Math dijo...

las musas no han pasado de ti..