25.8.08

dirimir


Yo no tengo la culpa de lo que escucho. Al menos hay veces que no la tengo. En mi trabajo, para que no me caguen tengo que tener los sentidos bien atentos. Escuchar disparates, por lo tanto, es un gaje del oficio. Sin contar que soy taimado y usted eso lo sabe, lector atento. Frases perdidas que mi mente, agente enemigo, se niega a dejar pasar.
“La culpa no la tiene el chancho sino el que le da de comer”.
Se desprende, me dicen del saber popular. Yo digo que se desprende de un saber popular muy citadino. En general los que la repiten con aires de “tenerla clara” jamás en sus asfaltadas vidas han visto un chancho vivo. Ni hablar cubierto de pelos y enojado.
Cualquier animal por más domesticados que esté cuando tiene hambre hace algo para conseguirse su alimento. El chancho más que ninguno. De no ser alimentado barrerá cada centímetro de su porqueriza hasta encontrar algo. Cualquier algo. “Chancho limpio nunca engorda” en esta si creo. Por lo tanto el que carga con la responsabilidad de alimentarlo tiene que hacerlo si quiere evitar destrozos. El bicho es capaz de comerse a sus propios cerditos para satisfacerse. ¡Se imagina!
Por otro lado el pobre animal engorda sin saber que su fin más útil es alimentar.
Por lo tanto no entiendo porque se cita a la culpa en esta frase. La relación que tiene el hombre con el chancho es de ese tipo donde todos ganan. Mientras viva el cerdo tendrá con qué alimentarse casi sin esfuerzo y una vez matado el hombre recuperará su esfuerzo en la carne del animal. Estoy seguro que ninguno de los actores de dicha frase siente culpa, ni tendría porque sentirla.
Los repetidores sordos tienen algo en que pensar hoy. Dirimir culpas ajenas es sencillo. Sentirse inteligente diciendo algo que escucharon pero que no entienden ni conocen es necio.

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