26.6.07

yiyin

Apocalypto. La película de Mel Gibson tiene sus momentos. Como este.
La madre esclavizada cruza el río tormentoso y se da cuenta que los hijos que hasta ese momento la seguían se detienen en la orilla. No iban a poder cruzar. Unos treces niños de distintas edades menores a diez años. El río es demasiado para ellos. Atrás quedaba la devastación de todo lo que conocían como bueno y hermoso. La madre con el agua hasta el cuello y atada de manos empieza a desesperarse y llora. Entonces una nena de unos diez años se pone de pie y le grita:
-¡No te preocupes por ellos! ¡Son míos ahora!
Orgullosa, delgada, enérgica, gritona, erguida, sabia, desesperada.
¡Yiyo! Dije yo.
Esta hermana que elegí tener. No me vino heredada por el apellido sino que la elegí, por quererla, a poco de conocerla. Y ella me eligió a mí, salvándome. Creo que la sabiduría del Altísimo nos evitó la misma familia para que nos eligiéramos muy libremente. Para que ella le pudiera decir por este no te preocupes es mío ahora. Yo y un par que ella separó del mundo para que nos hagamos compañía. Ella nos reunió, nos cuidó, camino delante hasta donde pudo y nos entregó a la vida fuertes y desafiantes. Fuimos durante un tiempo un grupo compacto de amigos animados por esta doncella.
Concurren en ella cualidades curiosas pero definitivas de su ser. A saber.
· De ordinario gritona puesta a decir verdades habla serena, modulada, muchas veces en susurros. Entonces lo que cobra importancia es lo que dice.
· Acostumbrada a la paciencia pierde los estribos cuando se le demuestra tibieza “A los tibios los vomitaré de mi boca”
· Es orgullosa ¿Cómo no serlo cuando se ha construido a si misma? Me siento obligado a decirlo ¡Qué ambiguo es el orgullo! Puede ser el himno que se entone lograda la victoria o sino la bandera que se enarbole en los carros de la perdición. Así. Puedo expresar un ejemplo práctico. El orgullo nos pone lejos del alcance del veneno de los que no están a nuestra altura* pero nos entrega mansos en las manos de los que elegimos amar. Y pocos dolores se comparan a la puñalada de un ser querido. ¿Se entiende?
· Se niega a la apostasía. Está como Jesús en la cruz “Padre ¿por qué me has abandonado? E igual que Él continúa con el plan. Jamás entendió a Pedro pero muy difícilmente sería Pablo de Tarso. Uds. me entienden.
· Ama a su manera. Sin condiciones. Sin pausa. Casi ciega. Entera. ¿De cual otra manera se debe amar?
· Nació para enseñar. ¿Donde aprendió? Yo digo que le viene en el alma y que solo enseña lo que sabe. Pero vaya uno a saber.
· Generosa mira a quien entrega su generosidad. Me duelen los que no miran cuando dan. Eso es dar limosna como los ricos de la edad media que daban para que los dejan en paz. Para obtener privacidad. La Yiyin comparte. Conoce los ojos del que recibe.
· La risa siempre dispuesta. A todo volumen y con esa boca de dos ambientes.
Esta es la Yiyo que en estos últimos días no pude sacar de mi cabeza, que está en Tucumán llamándome con su mente. “Es insufrible saber que lloras y yo tengo nada que hacer”. En palestra sabíamos que no se puede vivir la vida del otro y sufríamos a veces por ello.
Imaginate como estoy ahora, amiga. La última vez que hablamos por teléfono tiré el aparato y le debo uno a la loca de mi mamá. Busco en este momento palabras que expresen lo que siento pero vos y yo sabemos que las palabras son una herramienta torpe. No aprendimos a llorar solos porque nos tuvimos siempre el uno al otro y ahora esta distancia me insulta. Pedime que es lo que tengo que hacer y lo hago.
Decirte que te quiero sería decir algo que vos y yo sabemos. Pero no se que otra cosa decir. Te quiero porque vos me querés. Mi cariño es solo un tributo a la reina que sos. Quiero que destruyas todo (¿Qué me puede importar es resto?) para estar bien. Si no encontrás alegría al menos busca paz para después ir por la alegría. Pensá en vos y ponete en manos de Dios que el te ama porque sos de Él.
Quisiera alcanzarte palabras de alegría y paz pero no creo en ellas. Discursos enteros de consuelo te daría pero me los he olvidado todos. Lo que te voy a decir es algo que sé. Lo tengo que expresar en palabras pero son más que palabras. Es algo que vos también sabés. Uno recoge lo que siembra. Es el tiempo lo que desalienta, la muerte de la semilla lo que nos duele y el riego con lágrimas es una locura. Pero parece ser que así funciona desde hace tiempo. Yo no hice las leyes y reniego de ellas pero no puedo hacer nada al respecto. El que siembra a conciencia tarde o temprano recoge con paz y alegría. Eso te deseo.
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*Suena feo pero es una forma rápida de decirlo. No me hagan explicar que el orgullo enseña que las cosas hay que tomarlas como de quien vienen y uno espera recibir poco de quien poco promete.

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