no nombres

Los Faraones ocultaban su nombre porque para ellos estaba clarito que cualquier enemigo podría abusar del poder que el nombre que tiene sobre una persona. Quiero decir que escondía el nombre para estar a salvo. Declaraban que esta práctica era aprendida de los dioses que hacían otro tanto. Bueno, cualquier egiptólogo de cuarta me dirá ¡pero los faraones eran considerados dioses! ¡Bueno che! Estoy hablando entre criollos.

Todo esto viene a que estoy harto de los clientes que se aprenden mi nombre; obteniendolo de una manera misteriosa. O no tan misteriosa ahora que pienso que mi jefe Chiu apenas olvida como respirar grita a pleno pulmón ¡Salvador!. Pero bueno, los tipos se aprovechan y aun cuando no están en mi plaza pretenden que les consiga pan del día o una gaseosa ¡Es un abuso! Es entonces que me dió por pensar: ¡Que piolas los egipcios! Podría imitar a estos dioses y buscar un nombre que sea una cualidad ¡Horror! ¡Ya lo tengo! Tengo un nombre que es eso y que algún día tendré que honrar. ¡Salvador!

Otro regalito de Román.

Se me ocurrió la idea de poner un cartelito en cada mesa que exclame:

No moleste al mozo porque está de mal humor.

Déjele propina.

$0.50 no se considera propina.
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LO FATAL

de Rubén Darío

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!…